viernes, 18 de mayo de 2012

Falsas democracias


Durante 30 años, Egipto y Occidente han mantenido una buena relación. Hasta que desde hace unos meses las protestas populares han dejado más claro que nunca que los egipcios no están satisfechos con su presidente, el octogenario Hosni Mubarak.

El autoritario poder del gobierno de Ben Alí y las pobres condiciones de vida con la que los tunecinos se están encontrando son los principales detonantes de una revuelta en pos de  una democracia que dote de libertad a los árabes.

La situación de malestar se fue agravando hasta la inmolación de un joven de 26 años que protestaba por la mala situación económica en el país, lo que provocó revueltas a favor de la libertad las cuales se transmitieron hasta Egipto donde el dictador abandonó el poder.

Significa que las protestas masivas no violentas pueden cambiar el paisaje político en la región y derrocar a dictadores. Los árabes y los musulmanes están mandando un mensaje al mundo diciendo que quieren dignidad, libertad y que quieren ser respetados.

Pero ni Egipto y ni Túnez son los únicos países que esconden - y de vez en cuando muestran- tendencias autoritarias tras una imagen internacional de supuesta democracia. La diplomacia puede hacer que países que no respetan las libertades mínimss, se conviertan en partícipes de la escena política. El caso de Túnez era "una dictadura apenas encubierta", dice Carlos Parker en el diario chileno elmostrador.cl. El ex embajador de Chile en Rumanía concreta que el caso egipcio es bien diferente, con "un sistema político en apariencia más libre y competitivo".
Así que parece que hay que ir un poco más allá, por ejemplo a Venezuela. Aunque el país declara mantener unos mínimos democráticos, “el sistema venezolano es más próximo a un sistema dictatorial”, explica Maria Eugenia Rodríguez, profesora de Filosofía del Derecho en el Instituto Bartolomé de las Casas de la Universidad Carlos III.

No hay comentarios:

Publicar un comentario